Gabriel's Inferno

Gabriel's Inferno - Sylvain Reynard Lo que me empujó a leer este libro no fue ni una recomendación ni una crítica ni nada parecido. Simplemente, estaba buscando otra novela en una tienda online cuando encontré ésta y su secuela. Y parecía interesante. Luego me enteré de que era bastante conocido en inglés, y que estaba teniendo mucho éxito.

Fue el vídeo lo que finalmente me empujó a leer esta novela. La historia del vídeo no tiene nada que ver con este libro. Sí, en la historia hay una "manzana", pero no es como parece anunciar el vídeo. Que nadie se distraiga ni lo confunda con Crepúsculo, aunque es cierto que es un fanfic basado en él. En un principio parece más de lo mismo, nada más comenzarlo, tenemos al Profesor Gabriel, autoritario, duro e intransigente, centrando toda su crueldad y actitud inhumana en Julia Mitchell, que permanece bajo su mirada soportando todos los duros golpes que éste le propina con sus palabras. Y una se pregunta, ¿por qué se lo permite? ¿Por qué deja ella que la trate así y la deje desmoralizada y vulnerable? ¿Qué clase de comportamiento masoquista es ése? ¿Tan poco carácter tiene? ¿No tiene amor propio ni dignidad que proteger? Eso se descubre a lo largo de las páginas, las cosas no son tan sencillas como parecen a simple vista. El autor nos muestra lo que hay en la superficie, y poco a poco nos va revelando los secretos y los misterios a medida que la trama adquiere profundidad.

No tengo muy claro cómo reflejar mi opinión de este libro. Debo decir que me encantó pero lo importante es lo que viene después del “pero”, y lo que viene después de ese “pero” es que, después de toda la animadversión que Gabriel “siente” hacia Julia, su relación da un giro de 180º y Gabriel pasa de ser un malnacido (me quedo con las ganas de llamarle algo peor) a ser un hombre que se desvive por la mujer de su vida. Es que es un cambio tan brusco que una se queda parpadeando como si le enfocasen en los ojos con un rayo láser. Se puede decir por ello que el libro consta de dos “partes”: una en la que Gabriel trata a Julia con una frialdad cortante como un cuchillo, manteniéndola lo más alejada posible, y otra en la cual Gabriel se rinde a la evidencia de sus sentimientos y no los reprime, y además los exalta basándose en la filosofía de Dante, el famoso poeta italiano.

Suena muy raro todo esto, ¿verdad? Voy a explicarme mejor.

Gabriel es un profesor de Literatura italiana especializado en Dante Alighieri. La universidad es su reino y su dominio y ahí mantiene todo su poder. Le gusta controlar lo que tiene a su alrededor y la fortuna le sonríe… pero no el amor. En realidad, es un alma perdida, que siente que ha cometido un pecado muy grande y que no hay posibilidad de perdón para él, y ello sólo hace que se rinda a más y más tentaciones, a más y más pecados. Siente que no hay nada más para él y que no merece la salvación.

Y ahí entra en escena Julia Mitchell. Julia es una estudiante de Literatura que se apunta al seminario del Profesor Gabriel Emerson, pues es el único que da esa especialidad sobre Dante, o eso parece… Ya dije que las cosas no son tan sencillas y que simplificar la situación dejaría de lado la importancia de toda la trama, y ese misterio que la envuelve. Julia Mitchell es una joven dulce e inocente, pero no tonta, en absoluto. Tiene una vena de hierro en su interior, pero no la suele mostrar, sólo la saca a relucir cuando las cosas pasan de castaño oscuro. Sabe lo que quiere y cómo lo quiere, y lo consigue como ella quiere, o no lo quiere. Las apariencias engañan, no es una pusilánime como parece anunciar en un principio, y me ha gustado que se mantuviese firme a sus principios y sus creencias incluso en los momentos más duros. Es una luchadora y no una víctima indefensa aunque todos sientan el impulso de protegerla o de cebarse con ella por considerarla débil. Me gustó mucho como protagonista. El autor nos "engaña" un poco pintándola como una joven que apenas puede defenderse ante las diferentes situaciones que la vida le depara, que no está "curtida" ante las asperezas que el día a día le depara. Pero eso no es cierto. Para nada. Ella también ha vivido lo suyo.

Gabriel no le dirige la mirada ni la palabra a Julia dos veces seguidas, para él es una persona más que se sienta en clase a escuchar su diatriba, o eso se dice él. En realidad, tiene la sensación de que la conoce de algo, de que reconoce su alma de antes, quizá de una vida mejor, quizá es simplemente producto de su imaginación. De todas formas, cualquier relación profesor-alumna está prohibida, y él no está dispuesto a perder su estatus en la universidad ni a arriesgar su posición de poder bajo ningún concepto, porque es lo único que tiene. Y punto.

Pero no, no hay punto y final, es punto y seguido, punto y aparte, punto y coma. Porque eso no acaba ahí, como es evidente, pero no pienso revelar nada más.

El libro está muy bien escrito y muy bien estructurado, y además el autor combina la historia con reflexiones filosóficas sobre el amor, el pecado, el perdón, el arrepentimiento y la redención. Es increíble cómo ha conseguido “adaptar” la Historia y el Arte y la Literatura y esos pensamientos profundos a una novela de amor como las que leemos. Pues lo ha conseguido, y muy bien, además. Porque constantemente se nos va soltando referencias sobre La divina comedia o sobre ese amor platónico de Dante hacia Beatriz, la idealización de una mujer a la que apenas conoce de vista, pero que le marcó en vida. No soy una gran conocedora de las obras de Dante, pero me ha gustado cómo el autor se las ha apañado para transmitir esa adoración y ese anhelo que siente Gabriel tomando como ejemplo la filosofía de este poeta. Tanto su relación al principio, como el desarrollo de la misma durante ese distanciamiento provocado por Gabriel, el arrepentimiento por su error y su comportamiento, así como esa reverencia y adoración hacia Julia como algo divino, como de otro mundo.

Y también me ha gustado otro factor con el que las autoras no suelen jugar, o no se atreven, un factor que no suele aparecer en los libros de romántica, y menos en los de contemporánea. Las autoras de romántica tienen que buscar una trama interesante para hacer funcionar la historia de amor, y siempre suele ser algo externo a los protagonistas, como un asesinato, una familia (o no familia) que se opone a la relación, una lucha milenaria de criaturas paranormales, o similar. Aquí no ocurre eso, y el cambio es refrescante. Aquí la "única" barrera que se opone entre ellos son ellos mismos, ellos y mismos y sus circunstancias. Nada de conflictos externos como excusa para llenar páginas. Son prácticamente ellos dos solos, como una obra de teatro con el mismo escenario para destacar aún más esas luchas constantes que mantienen en su interior, dándoles una profundidad inesperada al tener que sostener ellos mismos el interés de los lectores, como una película de bajo presupuesto que sabe que su punto fuerte debe ser el guión y el buen hacer de los actores, ya que no pueden competir contra los blockbusters de Hollywood. Muchas veces siento nostalgia por ese tipo de libros, no son fáciles de encontrar, pero si los encuentras y están bien escritos, la felicidad es doble.

Este libro y el siguiente se anuncian como uno de aquellos que tendrán éxito debido a la moda que ha iniciado Crepúsculo y Cincuenta sombras de Grey, pero a mí me han gustado mucho y me han convencido. Para mí son como entidades por sí mismas, independientes de los anteriormente nombrados.